La disciplina de la Alta Escuela, o también conocida como doma de adorno, tiene sus inicios en el siglo XVIII. El objetivo de este arte es conseguir un animal tranquilo, obediente y sumiso que permita alcanzar una perfecta simbiosis con su jinete, pudiendo admirar toda su nobleza y majestuosidad en las diferentes exhibiciones y concursos que se organizan.
La Alta Escuela se caracteriza por la ejecución de aires naturales y artificiales, con un elevado grado de reunión, brillantes, expresivos, con ejercicios de gran dificultad. Para conseguir la perfección en esta disciplina es necesario un constante y dilatado trabajo, comenzando con una buena base en doma ordinaria.
El caballo debe permanecer en permanente impulso, en la mano, obedeciendo con calma, sin confusión ni resistencia.
Y uno de los mejores spectáculos de esta modalidad se localizan en la
Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre de Jerez, en la provincia de Cádiz.